El Gobierno de Canadá ha sido notificado oficialmente por parte de la administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la imposición de nuevos aranceles que empezarán a aplicarse este martes (4 de febrero). Los medios de comunicación en Canadá señalan que el gravamen será de un 25% para todos los productos procedentes de su vecino del sur, excepto para petróleo y gas, que tendrán un arancel del 10%.
Esta noticia surge apenas un día después de que el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, advirtiera que su país tenía preparada “una respuesta inmediata, determinada, con fuerza pero razonable” para contrarrestar los planes de la Casa Blanca.
En declaraciones recientes, Trudeau subrayó que su Gobierno valora la relación comercial y de vecindad con Estados Unidos, pero no dudará en defender los intereses de su población y de su industria frente a lo que considera una medida unilateral y perjudicial.
Este panorama comercial ha despertado preocupación en múltiples sectores de la economía canadiense. Las industrias de la madera, el acero, la agricultura y la automoción —grandes exportadoras al mercado estadounidense— temen que el encarecimiento de sus productos reduzca su competitividad y afecte de forma negativa a los empleos y la producción.